La paloma blanca representa la paz, un sentimiento profundo de alivio, de fe y de esperanza. Esta cruz tiene las palabras Amor y Vida, que es lo que encontré en la Casa de la Paz: Mucho amor y una vida nueva. La palabra Vida también me hace recordar que la vida es frágil y que necesito Dios para estar bien, pero también que la vida es bella. Las uvas simbolizan las transformaciones de vida para mí, las uvas pasan por un proceso de cambio al convertirse en vino o pasas. Y aunque cambian de forma, textura y sabor, siguen siendo un alimento que nutre. Es igual para nosotras: las experiencias nos transforman pero nuestra esencia es la misma. Y.A.
Vivir en la Casa de la Paz me ha reanimado. He recibido tiempo, atención, cariño y consejos. Esto ha comenzado a transformar mi vida. Empecé a creer que mi vida era un regalo de Dios y que sí merecía otro tipo de vida, sin abuso verbal y emocional. Me ayudó a levantar mi autoestima y a fortalecer mi fe en un Dios que es bueno y compasivo. Me di cuenta del poder de la oración. Me sentí empoderada y con aun más ganas de salir adelante. Me he empeñado con fuerza y ganas. Terminé mi maestría gracias al apoyo que recibí en la Casa de la Paz. Estoy agradecida por las relaciones que formé y que siguen enriqueciendo mi vida. Ahora gozo de servir como voluntaria. Me ayuada a tener más empatía hacia otros y hacia mí misma y a pulir algunas cualidades que tenía que mejorar. Fue como un examen interno que me ayudo a crecer como persona. Y.A.
